miércoles, 30 de septiembre de 2015

RUBIA DE OJOS MARRONES

Lo tengo en mis manos. Llevo horas dándole vueltas, es pequeño, redondo, dorado y en un lateral lleva Always grabado. Lo he metido y sacado de su cajita cientos de veces en esta última hora, recuerdo perfectamente el día que lo compré, fue hace dieciséis años un 21 de noviembre, el día del cumpleaños de su padre, llovía mejor dicho diluviaba, yo corría a casa para preparar la cena, pero de repente lo ví en el escaparate de una pequeña tienda de Lavapiés y supe que tenía que comprarlo, pensaba esperar a dárselo el viernes mientras estuviéramos cenando en el nuevo bistró de Gran Vía pero me fue imposible y esa misma noche mientras veíamos un capítulo de Cuéntame cómo pasó le pregunte que si quería estar conmigo siempre y respondió con un profundo y cálido beso, ¡qué beso! Y ahora, ahora ya no está aquí, conmigo. 
El día que la conocí entré en la sala de cine y antes de verla escuche su risa de cerdito, yo iba con mis amigos y ella estaba en la octava fila del centro, con las suyas. A la salida uno de mis amigos, Pablo, fue a saludarlas y nos presentó a todos, decidimos ir a cenar todos juntos al McDonals, al principio pensé que estaba loca pero no, el que estaba loco era yo, pero por ella. Ya nunca volveré a oír su risa de cerdito, ni a oír sus quejas de la comida basura mientras se como una enorme Big Mac. 
Por supuesto también recuerdo el día que murió su madre, habíamos decidido quedarnos en el sofá acurrucados con una manta y llamar al chino para cenar mientras veíamos una película de Harry Potter, ella estaba jugando con los palillos cuando empezó a sonar el teléfono, lo cogió con esa alegría que la caracterizaba y fui testigo de cómo se desvaneció, poco a poco, a medida que asimilaba las palabras, empezó a llorar y yo no supe hacer otra cosa que abrazarla, la abracé hasta que se quedó dormida, me sentía tan impotente por no poder protegerla. 
Pero el día que más impotente me sentí, el que más me eché en cara no haberla protegido, fue el día que por culpa de ese insensato sin escrúpulos, la vi llena de vendas en la cama de aquel hospital de Canadá, pasé días a su lado sin soltar su mano ni un sólo segundo, con la esperanza de que pronto despertara de su sueño y con la ilusión de volver a ver esa sonrisa que me volvía loco, poder escuchar esa maravillosa voz que tantas veces me había consolado, de volver a tenerla entre mis brazos, sentir su corazón latir junto al mío como en todos nuestros interminables abrazos, pero cuando parecía que todo iba bien, que pronto despertaría, justo cuando parecía que le volvía el color a su pálida piel, justo entonces, algo falló, la dichosa máquina que nos había acompañado durante meses en aquella habitación, comenzó a producir un pitido infernal que aún, tres años después, no consigo sacar de mi cabeza.
Y aquí estoy yo, intentando vivir sin ella, otro 21 de noviembre, dando vueltas a su anillo y recordando, con lágrimas en los ojos, cada uno de los momentos que esa rubia de ojos marrones consiguió hacer eternos.

lunes, 21 de septiembre de 2015

CAMBIOS


Es curioso ver como todo cambia. Todo a nuestro alrededor va cambiando con el paso del tiempo pero, como en física, todo depende del lugar desde el que lo mires.
Creemos que todos cambian, que el tiempo va pasando y cambia nuestro alrededor pero sin darnos cuenta somos nosotros los que cambiamos, por supuesto que todo a nuestro alrededor cambia pero nosotros también, y es por eso que llega un momento en el que te das cuenta de lo poco o mucho que has cambiado.

Cuando alguien o algo te hace ver tus cambios muchas veces no le damos importancia, llegas al pueblo las abuelitas te cogen de los mofletes y te dicen lo típico de "hay hija cuanto has crecido", en ese momento lo único que queremos es que nos suelten e irnos de allí lo más rápido posible, pero no es lo mismo si una amigo o una amiga te dice "ya no eres como antes" o "tú no eras así" y efectivamente tú no ERAS así, no eras como ERES ahora, porque el tiempo pasa para todos y a todos nos cambia.
Lo divertido de esto, lo que es sorprendente es que no todos cambiamos igual, ni todos cambiamos en la misma dirección, cada uno sigue su propio camino, el camino que ha ido eligiendo decisión a decisión, hay baches en el camino que nos cambian de manera drástica o que nos dejan una pequeña marca y por supuesto esos baches no tienen por qué ser los mismos, ni siquiera tienen porque ser parecidos. Son esas pequeñas o grandes cosas las que nos van cambiando, nos van definiendo como personas y son esas cosas las que nos van alejando de algunas personas y nos acercan a otras. No podemos aferrarnos a lo que éramos, ni a lo que teníamos, no podemos evitar el cambio, hay que aprender a seguir el nuevo camino, a separarnos sin miedo de lo que éramos y aferrarnos a lo que somos. Es muy cómodo vivir en lo conocido pero debemos atrevernos a mirar a lo nuevo, a enfrentarlo de cara y a superarlo.
Es cierto que habrá muchas personas nuevas a lo largo de nuestro camino, muchas que dejaremos en algún punto y muchas que aunque no sigamos el mismo camino o en algún momento ni siquiera compartamos la dirección siempre encontramos atajos que nos unen.

El cambio no es malo, es natural, nos ayuda a mejorar y aunque pasemos por momentos difíciles nos da paso a nuevas oportunidades y retos.
Entender que hemos cambiado, que ya no es todo como antes nos resulta difícil, porque ¿a quién no le cuesta separarse de alguien o algo que siempre ha querido y tenido? No todos los cambios implican dejar algo atrás, pero todos los cambios implican tomar una decisión y priorizar unas cosas ante otras, al fin y al cabo tú vas decidiendo, casi sin darte cuenta, tus propios cambios y estos afectan a todo tu alrededor.

Debemos vivir el presente ayudándonos de los errores del pasado y sin olvidarnos nunca del futuro, todo absolutamente todo puede dar un giro inesperado.


miércoles, 9 de septiembre de 2015

INICIO DE CURSO

Estamos en Septiembre y yo ya he empezado el curso, hoy  he tenido un sueño, un deseo, quiero que todo sea perfectamente perfecto.
Sé que es imposible pero como digo siempre, todo es imposible hasta que lo haces, por eso creo firmemente que si me lo propongo, con un poco de suerte, puedo conseguir mi objetivo y como yo, también tú. He llegado a la conclusión de que lo primero para conseguir que todo fluya y sea como quiero es saber qué es exactamente lo que quiero, y ahí viene el verdadero problema no sé que quiero, o mejor dicho sé que quiero pero no sé cómo conseguirlo, quiero encontrar un equilibrio perfecto entre el estudio y la vida social pero no tengo horas en el día, ni días en la semana; tengo que priorizar alguna cosa para conseguir hacer algo sin volverme loca pero… ¿qué priorizo? He ahí la eterna cuestión de todo adolescente que se precie…
Pongamos por ejemplo que priorizo el estudio.
Puntos a favor:
¡APROBAR CON NOTA! Esto es algo muy importante, por supuesto, gracias a ello podré conseguir estudiar lo que quiera y trabajar en algo que esté relacionado con lo que me gusta pero ¿cuántas horas debo dedicar al estudio para conseguir esto?
Y aquí surgen los Puntos en contra:
Poco tiempo libre para cualquier otra cosa, estudiar lo necesario para aprobar con nota requiere mucho tiempo y esfuerzo, cosa que no me importa mucho, el verdadero problema es el tiempo, si me dedico a estudiar no tengo tiempo suficiente para hacer el resto de cosas y descansar.
Ahora pongamos el ejemplo de que priorizo la vida social.
Puntos a favor:
Tendré muchos amigos, muchos momentos divertidos, haré cosas diferentes, conoceré a una persona especial o quizás no.
Viviré mil historias, me lo pasaré bien, no seré una ermitaña y cuando acabe de estudiar tendré gente con la que contar y con la que ser yo misma y estar a gusto.
El punto negativo:
Nadie te asegura que todo lo anterior suceda y encima no tendrás tiempo para aprobar con nota, pero somos seres sociales que le vamos a hacer a la vida ¿no?

Pues eso que no sé cómo hacerlo, lo que si he hecho es llegar a la conclusión de que le doy demasiadas vueltas a las cosas y de que no puedes pasar de una cosa y hacer solo la otra, todos los extremos son malos, hay que estudiar y salir a divertirse y oye no somos ni los primeros ni los últimos que vamos a tener este problema, si hay gente que lo ha conseguido por qué nosotros no.

Sobre todo no te rindas, tomate las cosas con calma, respira hondo y continua. ¡Tú puedes con todo! ¡Yo puedo con todo! ¡Nosotros podemos!