Era tan cuidadosa que siempre se levantaba de la
cama primero con el pie derecho, pero ese día en especial se levantó
cuidadosamente, primero retiró el edredón, luego se sentó en la cama, bajo
primero el pie derecho y luego el izquierdo, se puso las zapatillas y se
levantó, abrió la persiana y fue a desayunar, se hizo dos tostadas con tomate,
un zumo de naranja, un café y un bol de fruta, cuando termino se lavó los
dientes y se vistió con unos pantalones pitillos negros, unos tacones estilo
clásico, su blusa favorita y una americana con los puños doblados, cogió el
maletín el bolso y salió de casa.
Era el día más importante de la vida de Erika y quería
que todo saliera perfecto, le gustaba tenerlo todo controlado y siempre
intentaba tener una sonrisa, todo había ido de maravilla esa mañana, hacía un
rato que se había despedido de sus compañeros, y aunque nadie lo sabía, para
ella había sido muy importante, aunque no entendía por qué.
Iba camino de un restaurante chino del que era
fan, hoy tocaba comer con toda su familia, pero antes pasaría por el hospital a
firmar algunos papeles, tenía tiempo de sobra, así que decidió cambiarse y se
puso un vestido coral y unas manoletinas, se sentía algo cansada.
Todos la esperaban para empezar a comer, estaban
encantados de verse, la comida fue tranquila todos conversaban alegremente y
entre rollito y rollito se escuchaban viejas anécdotas y recuerdos en familia,
con los postres llegaron las preguntas por los proyecto futuros y los sueños
inalcanzables, Erika sonreía y escuchaba hasta que su prima le preguntó por sus
sueños, esa pregunta rompió un poco más el corazón de Erika pero nadie se dio
cuenta, ella contestó que su sueño se cumplía cada día y que estaba encantada
de estar con ellos, siempre había sido muy poética y sólo ella misma y su padre
se extrañaron de aquella contestación, tras el café todos se fueron yendo poco
a poco hasta que sólo quedó en el restaurante Erika y su padre, este la miraba
con cara de preocupación pero ella le abrazó y le susurro que todo estaba
bien.
Cuando llegó a casa eran ya las ocho y media,
allí la esperaba la única persona con la que a Erika le apetecía estar, se dejó
llevar por el abrazo cálido y reconfortante de bienvenida, era lo único que
necesitaba en ese momento, se puso un camisón y unos calcetines, se sentía agotada
y quería estar lo más cómoda posible, sentados en el sofá comiendo pizza
hablaban de todo lo que habían vivido y de lo mucho que se querían con la
televisión de fondo esperaban sin saberlo el final inevitable de aquel día.
Se habían quedado dormidos en el sofá, Erika se
despertó sobre saltada y besó, casi de forma inconsciente, a la única persona
que había amado, en ese momento el piso quedó totalmente destruido.