lunes, 25 de julio de 2016

EN DIFERIDO

Rodeada de picos de montaña, en un tronco a la deriva en medio de un ibón. Perdida, sola, abstracta.
La naturaleza al rededor, mi única  compañía el viento.
Poco a poco meto el pie en el agua, dedo a dedo, sintiendo como me empapa. 
Tranquila, en paz, dormida.
Me meto hasta la rodilla, el agua fría me congela los músculos, siento cosquillas, miro al cielo y veo las nubes, blancas, perfectas, admiro la naturaleza.
Fría, quieta, imperceptible.
Recorro el ibón a nado pero nunca pierdo de vista mi tronco, mi pilar, mi casa. Me lleva la corriente intento salir del círculo vicioso en el que me he metido, me cuesta pero lo consigo.
Poderosa, fuerte, independiente.
Veo la cascada, el agua cayendo por la pared de piedra, el sonido de cada gota chocando con las rocas. Me acerco poco a poco, me pongo debajo y el agua me golpea en los hombros y la cabeza.
Dolorida, agotada, sin fuerzas.
Decido seguir avanzando, subo por las rocas y me quedo detrás de la cascada. Una cortina de agua me desenfoca el mundo, lo veo todo mojado, todo en diferido.
Cristalina, transparente, soñadora.
Sigo andando detrás de la cascada, entró a una cueva oscura, no veo nada pero sigo firme hacia delante, convencida de mi decisión, de vez en cuando giro la cabeza buscando la luz al final del túnel. Ya no veo la salida, mis ojos se han adaptado a la oscuridad. 
Fugaz, desorientada, incansable.
Me quedo quieta y escucho los sonidos de mi alrededor, buscó algo que me diga dónde estoy, qué he hecho, cómo he llegado aquí. Oigo las gotas cayendo, las rocas, los animales, el viento. Oigo mi respiración, mi corazón.
Concentrada, insólita, admirada.
Escucho mi instinto, sigo adelante sin pensar en el miedo, no sé cuánto tiempo llevó andando.
Decidida, intuitiva, valiente.
Veo un rayo de sol que ilumina un pequeño nido vacío. Mi casa. Unos pasos hacia delante, una huellas en el suelo. Mi camino. Una flor marchita. Mis errores. Un cruce de caminos. Mis decisiones. Y al final la luz, la salida.
Asombrada, desubicada, pensativa.
Salgo de la cascada, bajo por las rocas, cruzo la cortina de agua, vuelvo al ibón pero ya no está mi tronco, ha desaparecido, tengo que buscar un nuevo apoyo, una nueva casa, un nuevo pilar. Debo construir poco a poco mi nueva vida.
Temerosa, luchadora, paciente


Con la colaboración de Julius Owsla
Fotografía de Sara Sanchez